Con este episodio comenzaremos nuestra serie de falacias del pensamiento. En el episodio anterior explicamos qué es una falacia, vamos a recapitular rápidamente.
Una falacia es un error de pensamiento, un argumento que no ofrece razones, sino que se sostiene sobre juicios morales, prejuicios, creencias y otros vicios del pensamiento.
Las falacias pueden manipularnos emocionalmente, y esto puede condicionar nuestro comportamiento, por eso es importante aprender a reconocerlas, para que no nos manipulen.
Los medios de comunicación y los publicistas son expertos manipuladores por medio de falacias, saben provocarnos miedo o unas ganas locas de comprar unos zapatos. Pueden influir en nuestras preferencias políticas, en nuestros gustos personales -incluso en los más íntimos como la atracción sexual-; pueden influir también en lo que consumimos y en lo que creemos.
Como bien dicen, la información es poder, quien controle los flujos de información controlará a las personas, porque las personas construimos nuestra realidad a partir de la información que tenemos. Y tristemente hemos construido nuestro mundo con grandes falacias de manipulación mediática. Por ello, he decidido dedicar una serie de episodios para que aprendamos a reconocer las falacias más comunes que nos aplican y aplicamos en la vida cotidiana, para que comencemos a ejercer el pensamiento crítico y dejemos de ser tan fácilmente manipulables.
Y bueno, para entrar en materia… Arrancamos con la Falacia de Apelación a la Autoridad o en Latín Ad Verecundiam.
Esta es una de las más utilizadas por todos, apuesto que la mayoría de ustedes la ha aplicado, y estoy segura que absolutamente a todas las personas sobre la faz de esta tierra nos la han aplicado.
El argumento de la falacia de autoridad defiende una idea sin aportar razones, apelando simplemente a la autoridad de un experto (ya sea científico, artista, personaje relevante, tu mamá, etc.) Porque fulano lo dijo. Por ello, esta falacia también se ha conocido con la expresión “magíster dixit” (como dijo el maestro).
Es decir, la veracidad del argumento se basa en la autoridad o prestigio de la persona que lo defiende. Es una falacia lógica porque la veracidad no puede depender del estatus la persona que realiza la afirmación, sino que debe depender de las evidencias y los razonamientos que lo sostienen.
Algunos filósofos creen que esta falacia puede ser válida en ciertas situaciones, en las que la autoridad a la que se recurre es validada por ciertos métodos y técnicas, como la ciencia o el conocimiento de especialistas en un tema; pero no todos estamos de acuerdo con esta idea. Personalmente creo que todo saber y conocimiento está basado en un sistema de creencias que construye sus propias reglas de validación y por lo tanto absolutamente toda autoridad puede ser cuestionada.
Es importante entender que la falacia de autoridad puede ser aplicada de varias maneras, veamos las tres formas más comunes:
Primera. Cuando se apela a la autoridad propia:
Esta forma es la más común en los ámbitos que norman la personalidad de los individuos como la escuela, la familia y el trabajo, a todos nos han aplicado la frase: Porque lo digo yo ¡Porque soy tu madre!, ¡Porque soy el maestro y te callas!, ¡Porque soy tu jefe y así lo quiero!, ¡Porque soy tu hermano mayor y tienes que obedecerme!, ¿A caso sabes más que yo, si yo soy el maestro?.
¡Falacia! No les crean nada, hasta nuestras madres se pueden equivocar a la hora de justificar sus argumentos. Nada es cierto sólo porque lo dijo alguien, necesitamos más razones para poder decir que algo es cierto o verdadero.
Segunda. Cuando se apela a la autoridad individual: porque son expertos o personas de renombre, famosos, gente que admiramos.
Este modo de la falacia se aplica frecuentemente en comerciales de televisión o revistas, en los que nos incitan a consumir algún producto solamente porque alguien famoso lo prefiere o lo consume. Por ejemplo, ponen a Messi diciendo que él prefiere sus sandwiches con pan Bimbo y como Messi es un campeón y come ese pan, si tú o tus hijos lo consumen también serán campeones y quién mejor para opinar sobre las cualidades nutritivas de un pan que un experto en futbol.
O seguramente han visto algún anuncio de shampoo Pantene o cualquier otra marca, en el que Lucerito o alguna otra artista nos recomienda consumirlo porque quién mejor que ella sabe de tratamientos para tener un cabello saludable, pues ella es "bonita y famosa".
¡Falacia! No les crean nada…
No nos están ofreciendo argumentos que expliquen por qué deberíamos elegir sus productos, sólo nos dicen que debemos comprarlos porque gente a la que admiramos los consume.
Esta forma de manipulación la encontramos también con mucha frecuencia en los ámbitos de la política, la religión y las creencias morales, por ejemplo. Cuando escuchamos a comentaristas políticos diciendo cosas del tipo: "El premio Nobel de Química ha dicho que el gobierno debe invertir en mayor armamento, por eso yo apoyo que incrementen el presupuesto para las fuerzas armadas."
¡Falacia! En esta forma de argumentar el comentarista utiliza la autoridad que otorga un premio Nobel, pero el área de conocimiento de quien recibió dicho premio, no se relaciona con las políticas sobre armas, por lo tanto no justifica la opinión del comentarista.
Otro ejemplo; cuando estás platicando con tu tía la más religiosa y te deja sin palabras cuando te dice: ¡El padre de la iglesia dijo que eso es pecado, que en la biblia está escrito y si sigues haciendo esas cosas del demonio te vas a ir al infierno!
¡Falacia! No sé si nos vamos a ir al infierno o no, pero sí sé que la tía no tiene ningún argumento para sostener lo que dice más que el hecho de que el sacerdote a quien ella admira mucho lo dijo.
Tercera. Cuando se apela a la autoridad de un grupo: los científicos, los doctores, los expertos, los padres de familia, los profesores, etc.
Esta forma de aplicar la falacia se relaciona tangencialmente con la Falacia Ad Popolum, que veremos en nuestro siguiente episodio, pues apela a la autoridad de un grupo de expertos: lo que la mayoría de los médicos saben, lo que los científicos dicen, lo que los profesores saben…
La aplicación de esta falacia generalmente tiene intereses ocultos, ya sean políticos, económicos o simplemente de manipulación ideológica.
La mayoría de nosotros la aplicamos sin darnos cuenta, pero los grandes productores de discursos, es decir, los medios de comunicación, los publicistas y demás, la utilizan intencionalmente, pues son expertos en manipulación.
Veamos algunos de los ejemplos más cotidianos, basta con prender la tele para encontrarnos algún anuncio del tipo: Consume nuestro producto, los expertos lo recomiendan, y salen algunas personas vestidas con bata de laboratorio. Como si por el simple hecho de utilizar una bata te convirtieras experto en algo.
O Recomendado por dentistas, pediatras, odontólogos, dermatólogos o la disciplina que ustedes prefieran.
O por ejemplo, cuando abrimos el periódico y leemos:
El presidente ha dicho que los expertos aseguran que debemos consumir productos importados porque son de mayor calidad.
Es una falacia porque se apoya en la autoridad política del presidente, que se apoya a su vez, en la autoridad de “los expertos”, pero no se brindan razones de porqué son mejores los productos importados, lo más seguro es que haya intereses políticos detrás de ese razonamiento.
O cuando un canal de entretenimiento pone comerciales que dicen cosas como “El canal de las estrellas, el favorito de los famosos”.
O cuando alguna agencia de noticias nos quiere convencer que es la más veraz y pone un anuncio del tipo: Agencia índigo, en la que confían políticos e intelectuales.
O cuando una universidad se anuncia diciendo. Somos la mejor universidad del mundo, todos nuestros egresados lo saben.
Como verán los ejemplos son vastos, y seguramente a partir de ahora, ustedes encontrarán por todos lados la aplicación de esta falacia, sólo es cuestión de poner un poco de atención.
Se nos está terminando el tiempo mis queridos podescuchas, así que los invito a que ahora que ya saben identificar la falacia de autoridad, pongan atención en la información que reciben de todos los medios de comunicación y la detecten, y compartan con todos nosotros las falacias de autoridad que más impacto les haya causado, envíenmelas junto con sus comentarios y dudas al correo hola@araliavaldes.com.mx o a través de mis redes sociales, en Facebook @AraliaValdesFA y en Twitter me encuentran como @AraliaValdesAF.
Bueno, muchas gracias por haberme prestado sus oídos. Nos escuchamos muy pronto en el próximo episodio de Filosofía Aplicada a la vida cotidiana, ha sido un placer estar con ustedes. No olviden visitar mi sitio www.araliavaldes.com.mx y y compartir el podcast con sus amigos.